¿Se pueden congelar los mejillones? Guía completa

Sara Santos
Sara Santos

Los mejillones son una deliciosa comida característica del Mediterráneo y de muchas otras zonas costeras del mundo. Se trata de uno de los moluscos de mayor consumo a nivel mundial. Son estupendos bien sea solos o formando parte de platos más complejos como la famosa paella de mariscos.

Aunque no necesariamente en las distintas partes donde se consume estamos hablando de la misma especie, ya que existen muchas a las que comúnmente se les denomina mejillón, habitando tanto en agua salada como dulce. Sin embargo, todas estas especies son un alimento de primera línea, rico en fósforo, calcio, hierro y yodo, así como en vitamina A y del complejo B, además de ácidos grasos omega-3.

Sin embargo, como todo producto marino y en particular los mariscos, la conservación del mejillón es delicada, ya que tienden a contaminarse con facilidad y pueden causar graves intoxicaciones alimentarias. Los mejillones deben comprarse frescos, es decir vivos y lo mejor es cocinarlos vivos.

La buena noticia es que existen criterios sencillos para asegurarse de que tienes ante ti mejillones frescos y por otra parte, los puedes conservar congelados sin ningún inconveniente. Para esto, basta con que sigas un procedimiento simple para su preparación y conservación. Una de las ventajas de la congelación es que puedes comprar los mejillones cuando están a mejor precio y consumirlos en el momento que desees.

Claro está, debes tener presente que si bien una congelación adecuada te permitirá conservar los mejillones, mientras más tiempo duren congelados, mayor será la pérdida de calidad en sabor y textura.

¿Cómo se congelan los mejillones?

Los mejillones son moluscos bivalvos, es decir son animales de cuerpo blando protegido por dos valvas o conchas alargadas y asimétricas de color oscuro. La mayoría de las especies comestibles viven en la zona intermareal de costas expuestas, uniéndose al sustrato, sean rocas u otros objetos, mediante unos fuertes hilos llamados barba.

Para congelar los mejillones lo primero que debes hacer es verificar que son frescos, así que todo comienza en la compra. Para esto, debes evitar comprar mejillones cuyas conchas estén rotas, perforadas, abiertas o incompletas de alguna forma. Si alguno de tus mejillones tiene las valvas abiertas, le debes dar un golpecito en ellas, de tal forma que si está aún vivo, las cerrará. Además, la concha debe verse negra, lustrosa y el olor debe ser a agua marina.

Luego, debes someterlos a una buena limpieza, lavándolos bajo un grifo, frotándolos con las manos o preferiblemente con un cepillo o un estropajo de aluminio. Si el biso o barbas están expuestas debes quitarlas, si no, lo harás una vez cocidos, cuando abren sus valvas al morir.

Una vez bien limpios puedes guardarlos en la nevera, no en el congelador, pero solo por un máximo de dos o tres días, luego de lo cual deben ser o procesados para consumo o congelados. Los puedes congelar previa cocción, con o sin la cáscara o concha. En cada caso deberás seguir los procedimientos adecuados.

¿Se pueden congelar los mejillones frescos?

Sí es posible congelar los mejillones frescos, es decir vivos aún, siempre y cuando se sometan a una limpieza adecuada y se tengan los debidos cuidados al envasarlos. Morirán en el proceso de congelación y se conservarán por mucho tiempo. Sin embargo, no es lo más recomendable, ya que el congelarlos frescos implica más riesgos de desarrollo de microorganismo o de contaminación que si se cocinan previamente.

Lo mejor es cocinarlos inmediatamente o cuando mucho en un período no mayor de 2 días, durante el cual pueden permanecer en el área menos fría de la nevera para evitar que mueran. Durante estos dos días en que permanezcan en la nevera, los debes envolver en un trapo limpio empapado en agua con sal. Nunca se deben sumergir en agua o guardar en envases o bolsas herméticas en esta fase, ya que se corre el riesgo de que mueran y descompongan.

En todo caso, de congelarse frescos, lo mejor es una vez limpiados a fondo, envolverlos en papel film en paquetes bien apretados o mejor aún, si se dispone de la máquina de vacío, guardarlos en bolsas al vacío y meterlos al congelador.

¿Se pueden congelar los mejillones con cáscara?

De hecho, es la mejor forma de conservarlos, ya que en el proceso de extraerlos de la concha se incrementan los riesgos de contaminación. Por otro lado, la concha protege a la parte comestible, es decir al cuerpo del mejillón de posibles contaminantes. Aunque, por supuesto, con los cuidados del caso también es factible congelarlos desprovistos de la cáscara o concha.

En todo caso, cualquiera de las opciones es perfectamente viable y usar una u otra dependerá de en qué preparación aspiras usar los mejillones. Ya que en algunos casos amerita tenerlos en su concha, lo cual aporta un valor adicional a la presentación del plato. Si no es así, entonces lo más cómodo puede ser extraerlos de las conchas, envolverlos en papel film o papel de aluminio e introducirlos en las bolsas herméticas.

¿Se pueden congelar mejillones al vapor?

Sin duda que se pueden congelar los mejillones cocidos al vapor, incluso es lo más recomendable. Una vez realizada la limpieza de los mejillones, lo mejor es cocinarlos al vapor con un poco de vino blanco, se van retirando al abrir sus valvas, se dejan reposar y luego se preparan para ser congelados. En tanto que el jugo resultante se cuela para evitar trozos de conchas y otros desechos, para proceder a envasarlo y congelarlo aparte.

Señalamos que es lo más adecuado, debido a que el vapor caliente además de matar al animal, penetra profundamente en los mejillones. Por tanto, cumple un papel desinfectante tanto en la superficie externa como en el interior del mejillón, eliminando posibles bacterias, hongos o cualquier otro organismo.

Cómo conservar los mejillones una vez cocidos

En definitiva, la mejor forma de conservar los mejillones es comprarlos frescos, que las conchas estén enteras y cerradas, para luego limpiarlos adecuadamente. Posteriormente se someten a cocción, sea al vapor o en agua hirviendo, retirándolos en la medida que abren sus conchas, se escurren y se dejan perder calor. No deben durar más de 2 a 4 minutos de cocción o se pondrán muy duros.

Aquellos mejillones que no se abran deben ser desechados, ya que es probable que estén en malas condiciones. Luego, aún tibios se envuelven en papel aluminio, se dejan enfriar totalmente y se introducen en bolsas plásticas de cierre hermético, cuidando de sacar la mayor cantidad de aire posible. Puedes incluso introducirlos en doble bolsa para agregar otra capa protectora. Finalmente, identificas con la fecha las bolsas y las colocas en el congelador.

Si sigues adecuadamente las indicaciones y sobre todo cuidas la asepsia en el proceso, los mejillones congelados pueden durar hasta meses. Así serán aptos para su consumo, aunque lo más recomendable es consumirlos lo antes posible y en todo caso, preferiblemente no más allá de los 2 meses siguientes.

Para descongelarlos y consumirlos, los debes dejar 24 horas antes en la parte baja de la nevera, al igual que el jugo de cocción que reservaste. Luego, pones todo en una cazuela y lo calientas, calculando unos 4 a 5 minutos una vez que el líquido comience a hervir.